Ombú, árbol bueno

Leyenda

Cuenta la leyenda que cuando Dios hizo el mundo, después de haber hecho los mares y la tierra, los hombres y los animales, cuando hacía las plantas, a cada una le preguntaba lo que quería ser. Cuando le llegó el turno al Quebracho, éste le dijo:

– Tata Dios… ió quero ser juerte y duro pa’ resistir los golpes de la suerte, y Tata Dios lo hizo juerte y duro. Cuando le llegó el turno al jacarandá, éste dijo:

– Tatita… ió quero ser coqueta como mujer, y Tata Dios la hizo coqueta…
Después le llegó el turno al cañaveral…

– Qué querís ser vos?… le dijo Tata Dios…

– Ió quero ser, Tata Dios, largo y duro pa’ ser lanza e’ soldado y picana ‘e los bueyes en el trabajo ‘e las carretas… dijo el cañaveral del cañadón…

Por último le llegó el turno al ombú y éste al ser preguntado por Tata Dios, le contestó:
– Tata Dios… ió quero ser coposo para dar sombra y descanso a los caminantes; ió no quero flores ni perfumes, ni vistosos colores, ni jugo, ni siquiera fruto… que mi tronco sea blando y que ni los clavos puedan quedar clavados en mi madera… Tata Dios… ió quero hacer el bien a los hombres… ió quero aliviarles las fatigas cuando cruzan las llanuras y los montes, los ríos y montañas bajo el sol calcinante y muertos de sed en medio de la tierra reseca por el fuego y el calor…

Y Tata Dios lo hizo como le pidió el ombú.
Pasaron muchos siglos y siglos… Vino el Redentor del mundo, salvó a los hombres y éstos lo crucificaron. Cuando el ombú lo supo corrió y pidió hablar con Tata Dios… Tatita Dios consintió y el pobre ombú lleno de dolor; le dijo:

– Tata Dios… cuando usted hizo los árboles les preguntaba a todos qué querían ser… y tuitos querían ser bonitos, lindos y juertes… Ió no quería nada d’eso pa’ que jamás pudiera servir de cruz, como sirvieron otros otros árboles p’al Hijo de Dios que nos trajo amor al mundo…

– ¡Ah…já!…bueno m’hijito… mi hais ienao de satisfacción…
A naides había oído hablar tan lindo, dijo Tata Dios…
y abrazándolo, le dijo:

– Ió te protegeré por toda la eternidad para que sigas haciendo el bien a los hombres…

Fuente: http://www.vocesdelfolklore.com.ar/mp02-003.php

 

Leyenda

Dios repartía sus dones a los árboles y éstos elegían los atributos de belleza que deseaban.
– Yo quiero ser fuerte dijo el pardillo. Y Dios lo hizo más duro que la piedra.
– Mi ideal es ser saludable dijo el Semeruco y Dios lo complació.
– Al trigo le concedió Dios la flexibilidad del verso.
– El Laurel reclamó hojas lustrosas y verdosas.
– EL Toronjil se llenó de hojas perfumadas.
– El Naranjo pidió frutos dulces.
– La Ceiba se decoró con bellas flores rojas.
– EL Cactus pidió nudos, espinas y flores de colores vivos.
– Al Sauce llorón le otorgó Dios la poesía.
– El Chaguaramo obtuvo la elegancia de la altura.
– El Limonero reclamó uñas y frutos dorados.
– La Pringamoza obtuvo el poder de castigar a quien se atreviese a tocarla.
– La Cañabrava solicitó ser útil para ayudar al hombre a construir casas y hacer sonreír a los niños como armazón de sus petacas.
Le tocó el turno al Ombú y Dios le preguntó:
– ¿Que quieres ser tú?
Y el respondió:
– Sombra para el descanso de los hombres.
– Todos tiene sombra le dijo Dios.
– ¿Que más quieres?
– Corpulencia para ser índice en la vastedad de la llanura para que cuando me miren sientan la emoción del hogar. Quiero que mi leña sea débil, esponjosa y frágil, que no resista un clavo, ni un ensamblaje, que se quiebre a la menor presión, que se vuelva polvo al contacto del sol y de la luna.
Dios se quedó extrañado con los deseos del ombú y le preguntó:
– ¿Porqué no pides flores coloridas y sabrosos frutos?
– ¿Porqué no quieres una madera fuerte para fabricar la cuna del niño, el barco para el viaje, el ataúd para el descanso último?
– El Ombú respondió..
– Padre sé que una vez vino al mundo un hombre bueno que predicaba el amor, la justicia, y el bien. Los otros hombres lo persiguieron, condenador y lo sacrificaron en una cruz, hecha con el dolor de un hermano árbol. Aún existen soñadores en ésta tierra.
Déjame contento concediéndome lo que te pido: Tendré la oportunidad de tener la conciencia tranquila pensado que nunca contribuiré al crimen de asesinar a un justo.

Fuente: http://es.scribd.com/doc/43253652/La-leyenda-del-Ombu#scribd